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Dedicarse al maratón año tras año sin correr

Voluntarios latinos de New York Road Runners celebran la solidaridad del maratón.

Por Mary Conlon    |     Nov. 3, 2019
Luis Ticona lleva más de una década siendo voluntario en el maratón. (Mary Conlon/NYCity News Service)

*The following story was reported through the bilingual Spanish program at the Craig Newmark Graduate School of Journalism.

El Punto de Partida

A las 3:30 de la mañana, Aurora Sandoval llega a Fort Wadsworth en Staten Island desde Woodside, Queens, para empezar su turno en el punto de partida del Maratón de Nueva York. Pero ella no está allí para participar en la carrera, sino para ser voluntaria, como ha sido ya por 18 años.

Sandoval es coordinadora en el punto de partida, asegurándose de que todos estén en el lugar correcto y que sepan la información necesaria. Su especialidad es guiar a la gente que viene de países hispanohablantes, que el año pasado fueron 3.741 corredores.

“Llegar a Nueva York no es tan fácil”, dice Sandoval, añadiendo que toda la información escrita que se les entrega a los corredores está en inglés.

Este año es especial, porque es el primero en que Sandoval y su grupo de voluntarios de Adventist Youth patrocinan a dos corredores del estado de Morelos en México, el lugar de origen de Sandoval.

A Sandoval le gusta este tramo del maratón. Le permite ser parte de él justo antes que las emociones corran por la ciudad. Ella es parte de los aproximadamente 12.000 voluntarios que se encuentran en las distintas estaciones a lo largo de las 26 millas.

“Está oscurísimo al llegar”, anota Sandoval. “Es como entrar al aeropuerto. Hay mucha seguridad, y de repente, está lleno de gente”.

Aurora Sandoval ha patrocinado unos corredores de su pueblo natal en México para el maratón este año. (Mary Sandoval/NYCity News Service)

Los Aquiles

Abraham Madrid Carbajal y Urbano Morgado Herrera son corredores con discapacidades. Adventist Youth ayuda a cubrir sus costos de viaje y sus entradas al maratón. Principalmente, procuran que participen de una carrera inclusiva.

“En México, no tienen una categoría para los (corredores con discapacidades)”, dice Sandoval. “Es importante incluirlos. Las discapacidades no les hacen menos humanos, o diferentes”, señala.

Carbajal, de 25 años, nació con una discapacidad congénita musculoesquelética, que es una deficiencia de la masa muscular y de los huesos. Corría en carreras locales de cinco kilómetros en México, donde solía ser el único con discapacidad, cuando conoció a Aurora. Sandoval lo patrocinó primero para carreras más largas en Juárez y Veracruz, ya que el maratón de Nueva York requiere experiencia como corredor.

“Aurora es una persona incluyente, carismática, positiva, y sobre todo una persona altruista, que le gusta ayudar a los demás sin recibir nada a cambio”, dice Carbajal.

Carbajal ahora colabora con el Club Migrante Chinelos de Morelos en Nueva York, para el cual Sandoval funge como presidenta. Parte de su misión es llevar de manera legal a los padres mexicanos a visitar sus hijos que viven en los Estados Unidos.

Inicialmente, Sandoval fue impulsada a ofrecerse como voluntaria tras la tragedia del 9/11 en Nueva York. Ahora es el espíritu de ayudar al otro su mayor razón por volver cada año.

Sí, se puede

Sandoval también recluta a otra gente de su comunidad para voluntariado. Dice que, al principio, fue un desafío convencerlos.

Ticona, de Perú, dice que le gusta ayudar los corredores latinos en su misión de alcanzar la línea de meta. (Mary Conlon/NYCity News Service)

“No querían hacerlo por miedo de estar fuera de su zona de confort. Algunos tenían temor por situaciones migratorias”, explica Sandoval. “Pero les dije que, para ayudar, no necesitas un estatus; solo necesitas voluntad”, añade.

Ahora el grupo de voluntarios de Adventist Youth alcanza 250 participantes en el día del maratón. Una de ellos es Abigail Bustamante, que ha sido voluntaria ya por cinco años.

“A veces, por el presidente que tenemos, prefieres no salir o no dar tanta información”, explica Bustamante, residente de Poughkeepsie. “Pero no importa de dónde nosotros seamos–color, raza–todos somos uno. Como dicen en nuestro país, ‘sí, se puede’”.

Este año, Bustamante va a estar en una estación de líquidos sobre la ruta en Brooklyn, “cambiando un agua por una sonrisa”. Ella había corrido un maratón en Long Island, así que conoce la importancia de tener la motivación para seguir.

“Yo sé que en la otra milla me voy a encontrar a alguien que me dé más energía. Pasé por esta experiencia y ahora me gusta hacerlo”, dice.

Aurora Sandoval ha patrocinado unos corredores de su pueblo natal en México para el maratón este año. (Mary Conlon/NYCity News Service)

“No querían hacerlo por miedo de estar fuera de su zona de confort. Algunos tenían temor por situaciones migratorias. Pero les dije que, para ayudar, no necesitas un estatus; solo necesitas voluntad”.

Aurora Sandoval

Voluntaria

La milla 14

En una cuadra de Vernon Boulevard con la avenida 46 en Long Island City, que marca la milla 14 del maratón, hay otra estación de hidratación. Allí estará Luis Ticona, quien no tiene afiliación con Sandoval, pero también es de Woodside y comparte el espíritu altruista. Ha vuelto por más de 15 años para ofrecerse como voluntario. Está organizado con un grupo de los Boy Scouts de Queens, que agrupa 45 personas este año entre niños y padres.

“La mejor parte es ver a los padres apoyando a sus hijos en un servicio comunitario”, dice Ticona.

Desde las siete de la mañana hasta las tres de la tarde en el día del maratón, Ticona y su grupo entregan agua a los corredores que pasan y limpian la ruta de vasos vacíos, poniendo la basura de lado.

“Lo que me gusta también del maratón es ver gente de diferentes países, en particular sudamericanos”, dice Ticona, oriundo de Lima, Perú. “Les gusta parar y hablar, se ponen a conversar, bromeamos…y eso es lo que uno aporta para que los corredores sigan corriendo y no sientan tanto el dolor”, asegura.

Unos maratones atrás, Ticona estaba puesto en una estación de primeros auxilios cuando conoció un corredor chileno, vestido en completo uniforme militar con su bandera chilena.

“Entró a esa carpa y tenía una ampolla grande, no sé como podía correr con botas militares”, relata Ticona. “Le puse band aid y alcohol, se puso los botes de nuevo, y siguió para adelante cargando su bandera. Era una cosa bien impresionante”.

La decisión de dedicarse al servicio comunitario, para Ticona, fue una manera de superar un tiempo difícil de su vida. Cuando murió su madre hace 15 años, le había dado una depresión tremenda.

“Toda la vida pensamos en lo más fácil, que es negativo”, declara Ticona. “Las más difíciles son las cosas buenas”, señala.

Desde que empezó su trabajo como voluntario, su salud ha mejorado y su deseo de compartir los valores con las personas a su alrededor también. Asismismo, el maratón en sí ha sido una fuente de inspiración, por supuesto. Ver a corredores con discapacidades en la ruta ha sido para él impactante.

Según Carbajal, “las cosas se demuestran con hechos, no palabras”.